Contigo aprendí a soñar, al observarme caminar de tu mano en un mundo exento de maldad.
Contigo aprendí a olvidar, al volver a empezar y ver en mi corazón las heridas cicatrizarme.
Contigo aprendí a disfrutar, al sentir plácidamente el tenue roce de la brisa de tus palabras acariciando mis oídos en una simple mañana que se torna hermosa al besarte.
Contigo aprendí a entender, que la generosidad de tu gran corazón es invaluable.
Contigo aprendí a recordar los más bellos momentos, al conservar una rosa que se marchitó cuando no estabas a mi lado y que tuvo vida cuanto tú me la regalaste.
Contigo aprendí a querer, al conmoverme con el brillo que reflejan tus ojos al mirarme.
Contigo aprendí a volar, al saborear el calor sensual de tus labios en mis labios en un beso apasionado.
Contigo aprendí a adorar, al palpar la dulzura que oculta tu sonrisa al imaginarme.
Contigo aprendí a sentir, al derramar lágrimas de felicidad al saber que te pertenezco.
Contigo aprendí a reír, al escuchar la armonía musical de tus sentidos escondidos en nuestras melodías.
Contigo aprendí a escribir, al adornar con letras un papel en blanco en el que totalmente me descubro.
Contigo aprendí a comprender, el significado de la palabra desvelo en noches como ésta en las que mi mente repetidamente me obliga a pensarte.
Contigo aprendí a vivir, al despertar cada día y convencerme que no eres un sueño que pronto va a terminar…
Porque contigo aprendí, el verdadero placer de amar.